Sin agua no hay paraíso

A punto de cumplirse dos meses desde que se reiniciaran las aportaciones de aguas subterráneas a Las Tablas, la situación que hoy muestra el entorno del Parque Nacional es dual. Quien pasee por las pasarelas visitables, podrá percatarse de esa mejora es leve, pero evidente. Para ser exactos, habría que decir que la mejora es parcial. Total, allí donde ha podido llegar el agua del subsuelo. Dramática, en aquellas otras áreas (la mayoría) donde el líquido elemento no está presente.

Es la doble cara de Las Tablas, su yin y su yang, su alfa y omega. Y todo pasa por el agua. El diario El País vuelve a hacerse eco de la dramática situación que vive el entorno de Zacatena. Lo hace en el artículo Vida y muerte en Las Tablas, firmado por Esther Sánchez, donde la periodista retrata la cruda realidad del Parque en este final de año.

Como hemos reiterado en varias ocasiones, la degradación de Las Tablas como entorno natural no es reciente, ni tiene una sola causa. Y es posible que ni tan siquiera quepa pensar en una única solución. Los efectos de la sequía, que dura ya seis campañas, apenas si ha podido ser mitigados por las lluvias de este otoño. A ello se une la imparable extracción de agua subterránea, fruto de la extensión de plantaciones de regadío como la hortaliza o el melón, que ocupan grandes extensiones no solo en Daimiel sino en toda la comarca. También de otros cultivos que, sin ser estrictamente de regadío, son grandes demandantes de agua como el viñedo. Es posible que los planes que contempla el gobierno de Castilla-La Mancha en relación al sector vitivinícola puedan paliar esa situación, al menos en el medio-largo plazo. El objetivo, en palabras del Consejero Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, es reducir producción y aumentar la calidad volviendo a un sistema en el que el secano vuelva a ser la línea de actuación prioritaria.

En tanto en cuanto esa estrategia se consuma, Las Tablas son víctimas del clima, de los hombres y del olvido. De todo ello se hace eco el artículo publicado hoy en El País. En él, se recogen los testimonios de algunas de las personas más cercanas a la dinámica actual del Parque: regantes, trabajadores, políticos, científicos… Entre estos últimos se encuentra nuestro compañero Miguel Mejías, quien se muestra preocupado, no solo por la situación de vulnerabilidad en que está inmerso el Parque, sino por “el olvido colectivo de cómo era el entorno”. He ahí otra de las principales amenazas que sobrevuelan sobre nuestro Parque. Solo el conocimiento puede mitigar ese riesgo. Ayúdennos a recuperar el pasado.

Por favor, ¡NO SE OLVIDEN DE LAS TABLAS!

Las Tablas, un problema endémico y recurrente

El de Las Tablas es un problema endémico y recurrente.

Endémico porque tiene más medio siglo de vida. Fue en el último tercio del siglo XX cuando comenzaron a manifestarse las primeras evidencias de lo que, más tarde, sería el verdadero drama del Guadiana. En 1956, el régimen de Franco promulgó la Ley que daba vía libre al «saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos que se extienden inmediatos a las márgenes de los ríos Guadiana, Cigüela, Záncara y afluentes de estos dos últimos en las provincias de Ciudad Real, Toledo y Cuenca». Publicada en el BOE, aquella norma abría la posibilidad de que los márgenes del Guadiana fueran desecados, expropiados y puestos a disposición del Gobierno para su posterior puesta en explotación. Aquella tarea correspondió al Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario, creado en 1971, que se encargó de llevar a cabo lo más importante de aquellas obras

El descenso del Guadiana fue evidente y sus efectos se dejaron sentir desde los primeros años setenta, coincidiendo con el inicio de la actuación del IRYDA.

De manera paralela se iniciaron los primeros planes de potenciación del regadío y la consiguiente explotación a gran escala de las aguas subterráneas del denominado acuífero 23. Dicen que los Ojos dejaron de llorar en los ochenta. La oficialización de aquella triste metáfora se dio el 4 de febrero de 1987, cuando la Junta de Gobierno la Confederación Hidrográfica del Guadiana declaró la sobreexplotación del acuífero, que terminó por hacerse efectiva años después.

El problema de Las Tablas también es recurrente y, tal y como hacía hace décadas el propio Guadiana, aflora con fuerza cuando la climatología se muestra adversa. Tras unos años en los que la lluvia se mostró benévola con Las Tablas, la comarca de Daimiel y La Mancha en general están siendo presas de un nuevo ciclo seco que dura ya algunos años. En se contexto, los problemas del Parque se hacen más evidentes aún. Es lo que ha ocurrido este año. A comienzos de este año, nuestro blog se hacía eco de la “enfermedad de Las Tablas”. Los bombeos de aguas subterráneas que se pusieron en marcha durante la primavera contribuyeron a paliar en parte aquella dolencia, pero el verano —muy seco— no ha hecho sino agravar la situación.

Recientemente, la Comisión Mixta de Gestión de los Parques Nacionales de Castilla-La Mancha acuerda reactivar el bombeo de agua a las Tablas de Daimiel, acordó el pasado día 9 de octubre la reactivación del plan de extracción de aguas subterráneas para intentar paliar la grave situación en que se encuentra el Parque. La decisión viene después de que el Patronato del Parque haya urgido a todas las instituciones encargadas de su gestión, la toma de decisiones urgentes para evitar el colapso definitivo de Las Tablas. De hecho, y según informa el diario EL País el Parque solo tenía 36 hectáreas inundadas a principios de otoño. Apenas un dos por cientos del total de su superficie encharcada.

Se trata de una medida de urgencia, motivada por la situación de presión que ha supuesto un verano excepcionalmente seco. Según Miguel Mejías, jefe del área de Hidrogeología aplicada del Instituto Geológico y Minero de España, “el objetivo principal es evitar a toda costa que Las Tablas de Daimiel desaparezcan”. En declaraciones a Daimiel Noticias, Mejías, que forma parte de nuestro proyecto de investigación, se muestra preocupado por la complicada situación que atraviesan Las Tablas. Al mismo tiempo que advierte de la necesidad de este tipo de actuaciones urgentes, el propio investigador sostiene que este tipo de medidas —como la del trasvase que también se propone—deben ser puntuales y que se debe recurrir a ellas solo con carácter puntual. A su juicio, el verdadero objetivo debe ser lograr “un equilibrio entre el desarrollo socioeconómico y la sostenibilidad de Las Tablas”, especialmente en momentos de sequía, como el que nos atenaza en la actualidad.

Sea como fuere, esta misma semana hemos conocido que el Parque ha triplicado su superficie encharcada. Según EFEVerde, citando fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, el bombeo de agua se está produciendo con absoluta normalidad a un ritmo de 1,018 m3 por segundo, lo que ha permitido extraer 1,85 Hm3, suficientes para inundar unas 120 hectáreas.

La decisión no ha estado exenta de polémica y vuelve sobre el debate del que ya dábamos cuenta en este mismo blog. De hecho, no son pocos los partidarios de limitar las extracciones y de dar prioridad a la llegada de agua a través del trasvase Tajo-Segura. Entre ellos se encuentra el propio consistorio daimieleño, institución que esta misma semana insistía en la necesidad del trasvase.

A este respecto, Mejías Moreno también llama a la cautela: la conducción de agua desde la cabecera del Tajo solo puede hacerse a través de la denominada “tubería manchega”, infraestructura que permitiría minimizar la pérdida de agua procedente de una zona en la que, precisamente, tampoco es muy abundante.

Sea cual sea la solución, nuestro compañero advierte de la necesidad de contemplar ambas herramientas y de hacerlo adaptando la toma de decisiones a las circunstancias concretas de cada momento, pero siempre pensando en el beneficio para Las Tablas y en que el objetivo final debe ser mantener con vida a nuestro Parque. 

Por favor, ¡NO SE OLVIDEN DE LAS TABLAS!

¡Agua va! (o no)

La reunión del Pleno del Patronato del Parque Nacional de Las Tablas en la que ha mostrado el apoyo unánime a un trasvase desde la cabecera del Tajo hasta el humedal es el último episodio de la polémica –la del trasvase – que no es ni mucho menos nueva. Los acontecimientos parecen haberse acelerado desde que el pasado día 26 de enero los vecinos de Daimiel salieron a la calle para pedir la derivación que ahora apoyan no solo el Patronato y el Ayuntamiento, sino también la Junta de Comunidades, cuya opinión ha sido fijada hoy. Sin embargo, lo cierto es que ya en octubre se oían voces. Por aquel entonces, la Comisión Mixta de Parques Nacionales de Castilla-La Mancha solicitó un trasvase de 20 hm3. A dicha petición se unió el propio ayuntamiento daimieleño e, incluso, organizaciones agrarias como ASAJA.

A comienzos del otoño la situación del Parque ya era delicada y las escasas lluvias caídas desde entonces no han conseguido paliar esa situación. Los actores locales implicados en el asunto (ayuntamiento, agricultores, Patronato, vecinos…) parecen estar de acuerdo en que el trasvase es necesario y urgen al Ministerio para Transición Ecológica para que autorice dicha derivación, pero desde Madrid parecen existir reticencias.

El principal problema que se arguye para esa dilación es la hipotética inutilidad de “enviar” el agua a través del Trasvase Tajo-Segura, pues el cauce del Cigüela (por el que discurriría el agua durante parte de su trayecto) también es víctima de la sequía y la infiltración restaría eficacia al trasvase. Ante dicha contingencia, el Pleno del Patronato ha propuesto emplear la “Tubería Manchega” para hacer llegar el agua a Las Tablas. La solución, excepcional (pues dicha infraestructura está pensada para el abastecimiento humano), es digna de consideración, dado que ya se ha mostrado eficaz en otras ocasiones. Mientras, la dirección del Parque no descarta recurrir a los pozos de recarga, en cuyo agua podría encontrarse no la solución al bajo nivel de encharcamiento, sino, y sobre todo, el remedio a la posible reactivación de los incendios del subsuelo que ya se hicieron presentes en 2009.

En el extremo opuesto se sitúan las organizaciones ecologistas que defienden la inutilidad del trasvase por los motivos ya señalados y  por afectar negativamente tanto a la cabecera del Tajo, como al caudal ecológico de dicho río y, sobre todo, a los habitantes de los pueblos ribereños de Entrepeñas y Buendía, acosados (día sí, día también) por la falta endémica de agua potable, incluso a pesar de que los niveles de dichos pantanos han subido ligeramente en los últimos meses.

A todo ello se une la prolongada etapa de sequía que vive la región manchega, algo que no solo afecta al agua en superficie de Las Tablas, sino que provocará en el muy corto tiempo el aumento de las extracciones del subsuelo para el desarrollo de las actividades agrícolas. Así las cosas, y si las lluvias no llegan, el acuífero también se resentirá (la merma en los niveles piezométricos ya es evidente) privando al Parque de su herramienta de recarga natura, que, aunque disminuida con respecto al pasado, ha sido eficaz en los últimos años.

La solución se antoja realmente complicada porque a lo puramente ambiental se unen criterios de oportunidad socio-económica e, incluso, política.

Por favor, NO SE OLVIDEN DE LAS TABLAS.

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